Halaháches (Kótaix para los hombres). personificado en el Hain de 1923. Fotografía de Martín Gusinde. |
"Llamado
Halaháches por las mujeres y Kótaix por los hombres, es en cierto
sentido el contrario de Xalpen. Es un espíritu masculino del cielo. Le
arrebata la supremacía a Xalpen. Cuando aparece en el Hain, ella retorna
de inmediato a las profundidades de la tierra.
A veces, en medio de los arrebatos de cólera de Xalpen, los hombres empiezan a llamarlo, secundados por las mujeres
que cantan su nombre para darle la bienvenida porque saben que al
presentarse hará desaparecer a Xalpen. A su vez preparan una cantidad de
bolas de nieve para arrojárselas pues tiene un carácter cambiante y
puede dar muerte a los varones.
Halaháches es grotesco e
inspira temor, pero si está de buen ánimo es cómico. Cuando sale del
Hain con un gran salto, el público ve un ser de cuernos largos y más
bien gruesos, que se vuelve con rapidez, belicosidad y mirada torva. Los
cuernos según la mitología, resultan del antepasado mítico que
desempeñaba este papel y se transformó en un pez con cuernos.
Se sujeta el mentón con la mano izquierda y el codo levantado, mientras
aferrando un palo largo con la otra va describiendo semicírculos en
movimientos arrasadores. Avanza con amplios saltos laterales separando
las piernas, con el torso inclinado hacia adelante y las rodillas un
poco flexionadas.
El cuerpo es blanco y lleva rayas rojas, con
su máscara ajustada a la cabeza y cuello. No se suelta nunca el mentón y
jamás varía su postura más bien gacha ni su mirada fija. Sacude de
continuo la cabeza de un lado a otro y, en sus saltos laterales se mueve
siempre impulsándose con el brazo derecho. Es ágil para esquivar las
bolas de nieve que le arrojan las mujeres.
A diferencia de
Xalpen, Halaháches aniquila a los hombres a plena vista del público
sobre el escenario. Los va matando de a dos por vez, dándoles golpes
mortales con un garrote. Saca del Hain, arrastrándolas por pares a sus
futuras víctimas y les da muerte en medio de una arremetida de
proyectiles de nieve y gritos femeninos. Finalizada la tarea, los
arrastra de vuelta a la choza ceremonial, donde el pequeño Olum obrará
prestamente sus milagros".
Fuentes:
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